1 de Enero de 2018
Primera entrada del año, en el mismísimo día 1. Este año tengo la intención de escribir mucho más en el blog, para ponerme al día o al menos acercarme a la actualidad (Dejo pasar demasiado tiempo entre que juego a algo y hablo de ello). Como sea, a ver si lo cumplo. No voy a prometer nada, y mi ritmo habitual tampoco es horrible. En fin.
Últimamente he tenido la oportunidad de rejugar algunos juegos de mi infancia, y uno bastante importante es Croc, de la época en la que rejugaba una y otra vez juegos de plataformas de la primera PlayStation.
Es agradable rejugar juegos importantes en el pasado, pero más lo es encontrarse con un juego de calidad.
Sería difícil destripar algo importante, pero de todos modos: Sin spoiler
Croc: Legend of the Gobbos es un plataformas en 3D que salió para Sega Saturn, PC y la plataforma por la que más es conocido, PlayStation. Salió en una época dorada de los plataformas en la que nacieron grandes como Spyro o Crash Bandicoot, pero en PlayStation se pueden encontrar varias decenas de ejemplos de plataformas de gran calidad entre los que es difícil destacar.
En ese contexto, y entre tantas joyas, en la que el género tuvo más representantes que nunca, Argonaut Games desarrolló la saga Croc. Entre los juegos que desarrolló esta empresa destaca Star Fox en SNES, y otros reconocidos clásicos de la consola de Sony como Aladdin: La Venganza de Nasira, o los dos primeros videojuegos de Harry Potter, en su versión de PS1.
¿Es Croc un plataformas más de entre los cientos que ofrecieron lo mismo que el resto, o aporta algo más? Esa es la pregunta que resolveremos hoy.
Esta vez voy a dejar la jugabilidad para el final y empezar con qué ofrece el juego en los diferentes apartados, sobre todo en lo que se refiere a la ambientación.
Para situarnos, primero voy a contar de qué va la historia. Croc es un pequeño cocodrilo que navegaba a la deriva en un cesto cuando era un bebé, hasta que la casualidad le llevó a manos del Rey Gobbo, líder de un pueblo de duendes peludos y amigables, que lo criaron como uno más de los suyos. Hasta que un día apareció el Barón Dante, liderando su ejército de Dantinis, para atrapar y esclavizar a los Gobbos. Muchos fueron capturados, aunque otros se escondieron en cuevas. Para procurar la salvación de su pueblo, el Rey Gobbo teletransportó a Croc a un punto lejano de la isla, para ser justo después atrapado por el propio Dante. Ahora Croc debe viajar por las cuatro islas del mundo en busca de los gobbos, para rescatar a su padre adoptivo.
La historia, como suele ocurrir en los plataformas, no es nada especial. La secuencia inicial (que cuenta lo que yo he dicho) será prácticamente el único fragmento de trama en el juego. En este punto, lo bueno del juego es que narra ese punto como un cuento. Cuento, esa es la palabra clave. Con esa introducción, y gracias a su estilo y a su banda sonora, la historia de Croc da una agradable sensación de cuento, que aunque simple, le da un estilo entrañable.
En el apartado gráfico, Croc optó por abarcar poco y utilizarlo con mayor eficacia. Los escenarios son pequeños y los bordes bastante cuadriculados, pero funcionan muy bien y forman entornos agradables de atravesar. Los efectos de la lava, la nieve, las paredes rocosas... funcionan bastante bien para formar los escenarios. Los enemigos, aunque cuadriculados (como es normal en la época), son variados y carismáticos. El diseño de los personajes es simple pero eficaz, y en general el juego es así. No es un apartado gráfico impresionante, sobre todo a causa de que las zonas son bastante pequeñas, pero funciona sobradamente. Tiene buenos gráficos y un carisma que ayudan a esa sensación de cuento que ya he mencionado antes.
Pero el mayor responsable de ese "alma" de cuento es la banda sonora. Puedo decir que de todos los plataformas que he jugado (que son muchos), la banda de Croc: Legend of the Gobbos es de las más entrañables. Los temas son muy variados, animados en algunos casos pero pausados y pacíficos en otros, y suenan muy muy bien. Además, no se ha reparado en temas: hay nada menos que 62 temas. Cada mundo tiene muchos temas, y cada jefe tiene un tema propio, menos el jefe final, que... tiene varios, y todos muy buenos.
Los desconocidos compositores Justin Scharvona, Karin Griffin y Martin Gwynn Jones hicieron un gran trabajo en Croc, potenciando su carisma de cuento y dando lugar a una de mis bandas sonoras favoritas del género.
Pongo aquí unos ejemplos. Los dos primeros temas pertenecen a los niveles y el tercero es uno de los temas de jefe.
Con todos estos elementos, el juego ya consigue una ambientación que sin ser rompedora dentro del género resulta entrañable (uso mucho este adjetivo, pero es el que mejor define el estilo del juego), y solo queda hablar de la jugabilidad.
Los objetivos de los mapas son simples y son los mismos en todos los niveles: Llegar al final del nivel es el principal imprescindible para llegar al final del juego (lo nunca visto, ¿eh?) y a lo largo del mismo tenemos que rescatar a los seis gobbos escondidos en el nivel. Para rescatar al sexto, hace falta recoger cinco gemas de colores ocultas en el nivel, y atravesar la puerta especial situada también al final del nivel.
Las excepciones son los niveles de jefes, más cortos y sin gobbos que rescatar, aunque por supuesto con una batalla contra un jefe al final.
En cuanto al control plataformero, Croc tiene un movimiento un poco rígido en los giros (tiende a seguir recto), pero funciona lo suficiente para no ser un obstáculo. Ataca con la cola o dejándose caer fuertemente al suelo, aunque derrotar enemigos es menos importante que dar saltos cuidadosos para no caer y conseguir todos los coleccionables. Quizá no es el control más fluido de la época, pero funciona y no suele ser un obstáculo, aunque hay que aprender a controlarlo en ciertos puntos.
Por lo demás, tenemos un buen diseño de niveles, tanto a la hora de superar los niveles como a la de completarlos.
Lo que sí puedo sacarle es un error en cuanto a la dificultad. Croc, dentro de lo que acostumbramos en los plataformas, no es un juego fácil. Llegar al final del nivel no suele ser difícil, aunque para completarlos al 100% sí puede surgir alguna dificultad jugable, es decir, sabemos lo que tenemos que hacer pero es difícil de hacer. Eso está bien, y se nota sobre todo al final, pero contrasta mucho con los combates contra jefes, que son por lo general muy fáciles.
Pero atendiendo exclusivamente a los elementos jugables, no cabe duda de que Croc es un buen plataformas, lo que sumado a su buena banda sonora, y a su "esencia entrañable", lo convierte en un clásico de calidad, totalmente recomendado para los fans de este tipo de plataformas en 3D.
¿Es Croc un plataformas más de entre los cientos que ofrecieron lo mismo que el resto, o aporta algo más? Esa es la pregunta que resolveremos hoy.
Esta vez voy a dejar la jugabilidad para el final y empezar con qué ofrece el juego en los diferentes apartados, sobre todo en lo que se refiere a la ambientación.
Para situarnos, primero voy a contar de qué va la historia. Croc es un pequeño cocodrilo que navegaba a la deriva en un cesto cuando era un bebé, hasta que la casualidad le llevó a manos del Rey Gobbo, líder de un pueblo de duendes peludos y amigables, que lo criaron como uno más de los suyos. Hasta que un día apareció el Barón Dante, liderando su ejército de Dantinis, para atrapar y esclavizar a los Gobbos. Muchos fueron capturados, aunque otros se escondieron en cuevas. Para procurar la salvación de su pueblo, el Rey Gobbo teletransportó a Croc a un punto lejano de la isla, para ser justo después atrapado por el propio Dante. Ahora Croc debe viajar por las cuatro islas del mundo en busca de los gobbos, para rescatar a su padre adoptivo.
La historia, como suele ocurrir en los plataformas, no es nada especial. La secuencia inicial (que cuenta lo que yo he dicho) será prácticamente el único fragmento de trama en el juego. En este punto, lo bueno del juego es que narra ese punto como un cuento. Cuento, esa es la palabra clave. Con esa introducción, y gracias a su estilo y a su banda sonora, la historia de Croc da una agradable sensación de cuento, que aunque simple, le da un estilo entrañable.
En el apartado gráfico, Croc optó por abarcar poco y utilizarlo con mayor eficacia. Los escenarios son pequeños y los bordes bastante cuadriculados, pero funcionan muy bien y forman entornos agradables de atravesar. Los efectos de la lava, la nieve, las paredes rocosas... funcionan bastante bien para formar los escenarios. Los enemigos, aunque cuadriculados (como es normal en la época), son variados y carismáticos. El diseño de los personajes es simple pero eficaz, y en general el juego es así. No es un apartado gráfico impresionante, sobre todo a causa de que las zonas son bastante pequeñas, pero funciona sobradamente. Tiene buenos gráficos y un carisma que ayudan a esa sensación de cuento que ya he mencionado antes.
Pero el mayor responsable de ese "alma" de cuento es la banda sonora. Puedo decir que de todos los plataformas que he jugado (que son muchos), la banda de Croc: Legend of the Gobbos es de las más entrañables. Los temas son muy variados, animados en algunos casos pero pausados y pacíficos en otros, y suenan muy muy bien. Además, no se ha reparado en temas: hay nada menos que 62 temas. Cada mundo tiene muchos temas, y cada jefe tiene un tema propio, menos el jefe final, que... tiene varios, y todos muy buenos.
Los desconocidos compositores Justin Scharvona, Karin Griffin y Martin Gwynn Jones hicieron un gran trabajo en Croc, potenciando su carisma de cuento y dando lugar a una de mis bandas sonoras favoritas del género.
Pongo aquí unos ejemplos. Los dos primeros temas pertenecen a los niveles y el tercero es uno de los temas de jefe.
Con todos estos elementos, el juego ya consigue una ambientación que sin ser rompedora dentro del género resulta entrañable (uso mucho este adjetivo, pero es el que mejor define el estilo del juego), y solo queda hablar de la jugabilidad.
Los objetivos de los mapas son simples y son los mismos en todos los niveles: Llegar al final del nivel es el principal imprescindible para llegar al final del juego (lo nunca visto, ¿eh?) y a lo largo del mismo tenemos que rescatar a los seis gobbos escondidos en el nivel. Para rescatar al sexto, hace falta recoger cinco gemas de colores ocultas en el nivel, y atravesar la puerta especial situada también al final del nivel.
Las excepciones son los niveles de jefes, más cortos y sin gobbos que rescatar, aunque por supuesto con una batalla contra un jefe al final.
En cuanto al control plataformero, Croc tiene un movimiento un poco rígido en los giros (tiende a seguir recto), pero funciona lo suficiente para no ser un obstáculo. Ataca con la cola o dejándose caer fuertemente al suelo, aunque derrotar enemigos es menos importante que dar saltos cuidadosos para no caer y conseguir todos los coleccionables. Quizá no es el control más fluido de la época, pero funciona y no suele ser un obstáculo, aunque hay que aprender a controlarlo en ciertos puntos.
Por lo demás, tenemos un buen diseño de niveles, tanto a la hora de superar los niveles como a la de completarlos.
Lo que sí puedo sacarle es un error en cuanto a la dificultad. Croc, dentro de lo que acostumbramos en los plataformas, no es un juego fácil. Llegar al final del nivel no suele ser difícil, aunque para completarlos al 100% sí puede surgir alguna dificultad jugable, es decir, sabemos lo que tenemos que hacer pero es difícil de hacer. Eso está bien, y se nota sobre todo al final, pero contrasta mucho con los combates contra jefes, que son por lo general muy fáciles.
Pero atendiendo exclusivamente a los elementos jugables, no cabe duda de que Croc es un buen plataformas, lo que sumado a su buena banda sonora, y a su "esencia entrañable", lo convierte en un clásico de calidad, totalmente recomendado para los fans de este tipo de plataformas en 3D.
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