23 de Marzo de 2018
Bien, seguimos con mi lista interminable de juegos.
Es fácil deducir por qué jugué al juego de hoy: Siempre me ha gustado el Señor de los Anillos, siempre me han gustado los RPGs... En teoría, un RPG del Señor de los Anillos tenía todas las papeletas de gustarme, además de ser un planteamiento interesante.
Que es verdad que hay RPGs de prácticamente todo: Super Mario, Mega Man, Dragon Ball, Sonic e incluso Pac-Man tienen aventuras RPGs, pero siempre es curioso ver qué ofrecen y de qué forma han trasladado temáticas tan diferentes a este estilo.
¿Qué es lo que hizo el Señor de los Anillos? Ahora lo vamos a ver.
Sin spoilers del juego ni de la historia original
No, esta es tu historia. La historia de Berethor, caballero de Gondor que luchó junto a Faramir y Boromir es Osgiliath.
Sigue la leyenda de Berethor y sus acompañantes mientras siguen los pasos de los protagonistas del Señor de los Anillos y se ven inmiscuidos en las batallas más grandes de la Guerra del Anillo.
El Señor de los Anillos: La Tercera Edad es un RPG por turnos basado en la historia del Señor de los Anillos, pero vivida desde los ojos de nuevos personajes que siguen el mismo camino que los héroes de la historia original. Fue distribuido por EA a finales de 2004 para PlayStation 2, XBox y GameCube. También hay una versión para Game Boy Advance, aunque esa es (lógicamente) diferente a las de consolas de sobremesa.
Ese punto está bien, y además tenemos un narrador envidiable: Gandalf. Cualquier fan del Señor de los Anillos disfrutará recorriendo la historia de las películas guiado por la impresionante voz de Pepe Mediavilla, nada menos que Gandalf el Gris. El problema viene cuando nos alejamos de la trama principal de la trilogía y nos vamos a la original del juego. Los nuevos personajes, que si no recuerdo mal eran seis, utilizan una excusa (mejor o peor) para unirse al grupo, y ya no vuelven a participar en la trama nunca más. El propio Berethor, el que más historia tiene, no ofrece tampoco mucho que contar. Así que los personajes nuevos son sosos y sus historias insulsas, aunque su doblaje es también sobresaliente. Berethor nos ofrecerá un par de escenas interesantes, pero a cambio se forzará un romance hollywoodiense que sobra más de lo que sobraría llevar a Pikachu entre los protagonistas. Así que, resumiendo, en términos de historia lo interesante es seguir el camino de la trilogía guiados por Gandalf, porque la historia en sí no ofrece nada que merezca la pena.
Ya que lo más llamativo de la historia es viajar tras los pasos de los protagonistas, es importante cómo se ha recreado la Tierra Media en el juego. Los gráficos intentan tener el mismo estilo y color que la película, y lo consiguen notablemente. Lo mismo ocurre con los enemigos, que parecen sacados directamente de la película. El punto negativo es que los mapas y movimientos son muy estáticos, y eso hace que el mundo parezca prefabricado y dé una completa sensación de videojuego del que no puede desprenderse, pero por lo general la Tierra Media se acerca bastante al escenario que vimos en las películas, en el buen sentido.
Eso sí, se echan de menos algunos escenarios como Edoras, que debido a la ausencia de batallas y a la complejidad de recreación, se saltan cutremente con una cinemática. El nexo entre este tipo de zonas suele ser una cinemática, lo que les ahorró bastante trabajo a los desarrolladores pero no quedó del todo bien. De hecho, todas las escenas que narra Gandalf están sacadas directamente de las películas (Aunque la voz de Gandalf se ha integrado por primera vez en el juego).
Los movimientos de las batallas también intentan ser lo más cinemáticos posible, lo que no es muy estiloso pero funciona y se acerca a la película, como claramente pretende.
Los diseños de los nuevos personajes son también los que cabrían esperarse del Señor de los Anillos, aunque se reducen a los protagonistas, porque el resto de enemigos están todos sacados de las películas. A su favor, las armas y armaduras que encontremos a lo largo de la aventura cambiarán el aspecto de los personajes pieza por pieza, lo que siempre se agradece.
Para complementar esos gráficos de película, la banda sonora que ha utilizado el juego es la misma que la de la película. No hay un solo tema nuevo. Esto... propicia ese estilo Señor de los Anillos, sin duda, pero adaptar la banda sonora de la película al juego tiene sus problemas: Se pierde el factor sorpresa, pues conoceremos todos los temas antes de que suenen; y se limita su uso, ya que no se crean temas para escenas del juego, sino que se reparten los temas que se tiene de antemano lo mejor posible... En fin, que aunque a un fan del Señor de los Anillos pueda gustarle, la banda sonora de la película fue diseñada para la película, no para el juego. El resultado final no es malo, en absoluto, pero se siente limitado.
Como la banda sonora de la película es sobradamente conocida, no es necesario que ponga ningún ejemplo de ella esta vez.
Diría que esa es, al mismo tiempo, la ventaja y la desventaja del juego: Intenta ser una experiencia complementaria a la película, limitándolo como videojuego original pero acercando mucho su estilo al de la película. Personalmente no rechazo que un juego tenga esa intención, aunque eso depende de cada jugador.
Y ahora vamos al meollo jugable de la cuestión. La jugabilidad.
Bien, El Señor de los Anillos: La Tercera Edad, es un RPG por turnos clásico entre los clásicos. El sistema del juego es muy sencillo: Avanza por el mapa, que consiste en una mera sucesión de zonas en las que, durante su exploración, libraremos combates aleatorios.
La exploración es bastante sosa, y el camino se sigue sin más desvíos que caminos alternativos para conseguir algún cofre del tesoro.
Lo que sí es cierto es que los combates no suelen ser aleatorios sin más. Lo típico de ir caminando hasta que de repente salta el combate no es algo que domine el juego, aunque ocurra más o menos según la zona. Normalmente el enemigo aparecerá en el mapa antes de luchar contra él. Se siente igualmente estático, pero queda mejor que limitarse a combates directos.
Y ahora vamos a entrar en los combates en sí. El estilo es el clásico combate por turnos en el que veremos una barra que define el orden en el que las unidades atacan, según su velocidad y el ataque que hayan usado anteriormente. El primer punto positivo de los combates es que los seis protagonistas están bien diferenciados entre sí, y nosotros podemos aumentar aún más esa diferencia porque al subir de nivel una parte de la mejora de estadísticas queda a elección del jugador (que puede elegir que suba automáticamente). Además de estadísticas bien diferenciadas, las habilidades que tienen convierten a cada personaje en una buena baza para situaciones diversas, aunque en los momentos más críticos, no utilizar a los más resistentes será lo mismo que utilizar un cadáver directamente. Técnicas de curación, robo, defensa, ataque mágico... Es bastante típico en el género pero está bien implementado, así que el juego funciona en ese aspecto.
Pero vamos a lo importante: Jugablemente, El Señor de los Anillos: La Tercera Edad tiene un gran acierto y un fallo crítico. ¿Por cuál empiezo?
El gran acierto del juego es adaptarse notablemente a la situación durante los combates. Esto quiere decir que hay una buena variedad de situaciones de combate en función del contexto argumental. Si tenemos que atravesar las defensas, si tenemos que defender una puerta, ayudar a otro personaje a lograr su objetivo, o si estamos rodeados... Son solo algunos ejemplos de los tipos de batalla que encontraremos. Esta variedad hace el juego mucho más interesante en las partes en las que aparecen, aunque por lo general no cae en la repetición en el resto.
Mención especial a la batalla del abismo de Helm y, muy especialmente, a la épica batalla contra el Balrog. Me voy a tomar la libertad de "destriparlo" porque, como vemos en la portada del juego, es la batalla protagonista. ¿Qué pueden hacer unos simples guerreros contra el Balrog? Absolutamente nada. Es por ello que durante la batalla lo que haremos será servir de apoyo a Gandalf, convirtiéndose en una batalla memorable, la mejor del juego. Aunque a lo largo de la historia ayudaremos a muchos otros personajes de la franquicia, como Faramir o Gimli.
También habría que mencionar que hay un Modo Malvado en el que podemos participar en determinadas batallas desde la perspectiva de los enemigos.
El fallo crítico, por otro lado, es la absurda curva de dificultad del juego, y que en ocasiones lo destroza por completo. Os pongo un ejemplo: Estamos en una aldea de Gondor atacada por los bárbaros, y nos enfrentamos a grupos de bárbaros de tres o cuatro enemigos. Cada bárbaro nos quita 1.000 puntos de vida con cada golpe, o 1.000 a los tres miembros si hace el ataque especial. Eso, en un punto en el que el más débil de nuestros personajes no llega a 2.000 puntos de vida, y el más fuerte ronda los 4.000. Pues bien, llegamos al jefe del mapa, y resultado que tiene dos ataques: Uno nos quita poco más de 100 puntos de vida, y el otro nos quita 100 a los tres miembros. ¿En qué momento pensaron que eso tenía sentido?
Pero se puede aplicar a muchos más puntos. El juego es fácil, luego interesante y retante, luego absurdamente difícil, luego un paseo... La curva de dificultad del juego no tiene sentido alguno, y se convierte en un error que no se puede perdonar.
Así que no cabe duda de que el juego refleja bien el mundo del Señor de los Anillos, y por eso es un juego que, pese a sus errores, puede ser bien disfrutado por admiradores de la trilogía que disfruten de los RPGs.
No obstante, dado que sus puntos fuertes son básicamente los relacionados con la saga, no lo recomendaría a aquellos que no sean grandes seguidores de la Tierra Media.
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