13 de marzo de 2019
Hoy toca hablar de uno de esos clásicos de PS1 que forman parte de la infancia de muchos.
Harry Potter tiene muchos juegos, aún más que películas, y muchos de ellos tienen varias versiones.
Voy a hablar del juego de la primera película, pero me gustaría aclarar antes que las otras versiones del juego son diferentes, y ni siquiera fueron desarrolladas por la misma compañía. La versión de Game Boy Advance es un RPG del que me han hablado muy bien, y la de PS2, aunque del mismo estilo, es un juego diferente.
En fin, comencemos.
No voy a destripar la trama, aunque todos la conocerán ya
No hace falta decir que Harry Potter y la Piedra Filosofal fue un auténtico éxito generacional en el cine.
Como no podía ser de otro modo, su lanzamiento en el cine fue acompañado por varios videojuegos para múltiples plataformas, aunque en este caso concreto hubo varios juegos diferentes. Cinco compañías distintas desarrollaron cinco juegos de la misma película para una multitud de consolas que abarcó dos generaciones.
Sin embargo, Argonaut Games desarrolló esta versión de forma exclusiva para PlayStation en la primera tanda de juegos, allá por el año 2001.
Las diferentes versiones del juego tocaron varios géneros, incluido el RPG, pero la mayoría optaron por un juego de aventura similar, y esta comparación es un poco extraña, a Tomb Raider.
El juego consiste en avanzar por los distintos rincones de Hogwarts saltando, lanzando hechizos y resolviendo puzzles. El salto es automático, pero eso no quita que haya mucho plataformeo, además de algunos tintes de acción gracias al apuntado automático.
Tendremos que darnos prisa para llegar a clase a tiempo, elaborar pociones, explorar los oscuros rincones de Hogwarts y derrotar a toda clase de criaturas mágicas. Aunque el control es sencillo, todo funciona tal y como debería.
Como ya demostró su secuela, lo que había que mejorar era principalmente la longitud del juego y la exploración de Hogwarts, ofreciendo un mapa más abierto, aunque eso no era muy común en la época.
Pero no es ese el punto fuerte del juego, sino todo lo que lo rodea.
En lugar de perder el tiempo recontando la historia de la película, el juego utiliza un libro narrado para las partes más densas de trama y resume mucho el resto de elementos de la trama, para dejarnos hacer lo que queremos hacer: Movernos por Hogwarts.
Y es ahí donde el juego empieza a brillar, gracias a la magia de Hogwarts. Y es que la ambientación de Harry Potter y la Piedra Filosofal es absolutamente impresionante. Lo es hasta tal punto que si hoy día se hiciera este juego en la actual generación, dudo mucho que lograran plasmar de una forma tan fantástica la magia del mundo de Harry Potter y, sobre todo, de la escuela de Hogwarts.
Gráficamente, aunque los rostros se han quedado un poco arcaicos, todo rezuma una magia que está representada con gran habilidad. El juego es precioso, y la atmósfera, insuperablemente mágica. El apartado jugable, aunque sencillo, aportaba los elementos que necesitaba este contexto: clases de magia, deberes, prohibiciones, criaturas mágicas que derrotar...
Por si con eso no bastara, Jeremy Soule hizo un fantástico trabajo con la banda sonora, que, al igual que los gráficos, la originalidad y buen hacer de este apartado impregna Hogwarts con una atmósfera aún mejor. Cuesta creer que estos no sean los temas usados en la propia película, porque desde luego no son para menos.
No me canso de decirlo: Es impresionante la atmósfera que lograron para el juego, tan mágica y perfecta que ni el mejor de los remakes la sabría reproducir con eficacia.
Aunque jugablemente está bien, la secuela mostraría las cosas que se podían mejorar, especialmente en materia de exploración y duración. No obstante, Harry Potter y la Piedra Filosofal es un juego muy interesante y todos sus apartados están hechos con un mimo envidiable.
A los fans de Harry Potter les encantará sin lugar a dudas, pero es un juego que cualquier jugador puede disfrutar.
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