13 de Julio de 2018
A partir de hoy voy a abstenerme de usar colores en las letras de las entradas. Las negritas realizan esa función más que bien, y a veces se mezclaban más de la cuenta.
El caso es que estoy de vacaciones ahora mismo (más bien, cuando esta entrada se haga pública), pero he conseguido dejar esto programado para no faltar ninguna semana. ¿Lograré mantener el ritmo el verano entero?
La serie de hoy, Tokyo Magnittude 8.0, llegó a mis ojos tras la recomendación de una de esas personas que desaparecen rápido para no dejar rastro.
Como me dio el enlace de la serie en gran calidad y me la recomendó encarecidamente, no vi motivos para no verla.
En el menor de los casos, su premisa y narración son diferentes a lo que se suele ver en el mundo del anime, aunque curiosamente sea algo bastante común en el cine de carne y hueso. Con común no quiero decir que las películas que intentan lo que intenta esta serie lo hagan de la misma forma, pero la idea (una familia inmersa en una catástrofe) sí que abunda mucho en la gran pantalla.
En fin, vamos a ello.
Sin spoiler
Tokyo Magnitude 8.0 es un anime dramático de 2009, dirigido como serie original por Masaki Tachibana y producido por los estudios BONES y Kinema Citrus.
En la serie se reproduce cómo un hipotético terremoto de magnitud 8 devasta la ciudad de Tokyo, y el viaje de vuelta de una pareja de niños mientras viven la destrucción de su ciudad.
Mirai Onozara es una joven de trece años que ya estudia en secundaria y que no está especialmente contenta con su vida. Un día, sus padres la obligan a acompañar a su hermano pequeño Yuuki a una convención de robots a la que quiere ir, a pesar de sus no pocas quejas.
Irritada y molesta, Mirai acompaña a su hermano a la otra punta de Tokyo, cuando de repente, tras escribir un mensaje deseando que el mundo se acabara, comienza un terrible terremoto que destruye Tokyo.
Mirai y Yuuki, con ayuda de Mari, una adulta que quiere reencontrarse con su hija pequeña, deben emprender el camino de vuelta entre la ciudad devastada, un camino inseguro lleno de tristeza, muerte y destrucción.
La historia nos cuenta este viaje de vuelta de una forma calmada, basando su desarrollo en mostrar los efectos del terremoto tanto en la ciudad como en las personas que la habitan, centrándose sobre todo, como es natural, en los tres protagonistas:
Por un lado tenemos a la protagonista principal, Mirai. Es una adolescente en plena edad del pavo descontenta con cualquier cosa que no sea hacer lo que ella quiere. Llega incluso a desear el fin del mundo porque algunas cosas no han salido como esperaba, pero entonces llega el terremoto, y intentando regresar a casa con su hermano, se empieza a dar cuenta de lo que realmente importa. Mirai no es un ejemplo de disciplina, pero es una hermana mayor y como tal su prioridad es proteger a su hermano, a pesar de estar molesta con él. De este modo, Mirai destapa esa parte del ser humano que se manifiesta en estas situaciones, cuando la preocupación por lo importante cobra más importancia que el resto de cosas banales.
Por otro lado tenemos, claro está, a su hermano, Yuuki, que, dicho de forma simplificada, es un amor de niño. En él vemos a un niño inocente, tierno y bueno, optimista incluso en situaciones graves como la de la historia, y que manifiesta abiertamente el cariño que profesa por su familia y por su hermana. Pero, por bueno que sea, es un niño, y tiene que enfrentarse junto con su hermana a una situación real extrema. Aunque de por sí sea un personaje entrañable, su mejor parte consiste en la forma en la que afecta al personaje de Mirai.
Por último, el plantel protagonista se completa con Mari, una mujer adulta que se encuentra con los hermanos antes y después del terremoto y decide ayudarles a llegar sanos a casa. Mari se muestra como una mujer amable y generosa, pero como madre de una niña pequeña, su preocupación por ella está presente de forma fuerte, a pesar de que quiera centrarse en ayudar a los niños. Estos aspectos profundizan en ese aspecto irremediable en este tipo de caracteres, ese egoísmo inevitable que surge de cualquiera que desea la supervivencia de sus seres queridos por encima de la del resto de personas, y es su característica más interesante.
La historia está centrada en los sentimientos de estos personajes y en la forma de comportarse de las personas dentro de la sociedad durante un desastre así mediante el viaje de los dos niños de vuelta a casa. No es una historia intensa ni tampoco fuerza una carga dramática superior a la que se obtiene mostrando la escena como si fuera una realidad.
Es una historia narrada con pausa, pero de forma eficaz y natural. Así es como consigue un efecto de realismo que refuerza ese principal mensaje que pretende ofrecer sobre los sentimientos humanos ante la desgracia.
Quizá la cosa cambie cerca del final, donde el planteamiento parece centrarse en otra cosa, para bien o para mal (depende de cada cual). No voy a destripar nada, pero por mi parte diría que la trama se desvió al final de ese objetivo. Generalmente a la gente le gusta la forma de concluir la historia, y a mí tampoco me disgustó, pero quería matizar ese aspecto.
La animación utilizada para recrear estos acontecimientos es muy buena, con una calidad visiblemente superior al anime medio, y con un toque realista que sienta bastante bien a la historia.
Pero quizá lo más llamativo de esta producción sea que está documentada. Para mostrar los efectos del terremoto de magnitud ocho en Tokyo se han realizado estudios científicos, de modo que la visión que nos ofrece la serie no es solo el resultado de las consecuencias de un terremoto aleatorio, sino la teoría de qué pasaría si realmente hubiera un terremoto en Tokyo. Es más, la idea se alimentó de una teoría que afirmaba que había una posibilidad del 70% de que dicho terremoto efectivamente tuviera lugar.
Eso, cuanto menos, le da algo más de interés a la parte más "catastrófica" de la historia.
Eso, cuanto menos, le da algo más de interés a la parte más "catastrófica" de la historia.
Con este contexto, no es de extrañar que los temas musicales más destacados de Tokyo Magnitude 8.0 sean temas dramáticos.
Sí es cierto que, fuera de la historia, los temas son quizá algo flojos, aunque a lo largo de la historia combinan bien con lo que se narra y cómo lo hace. Con esto logra funcionar y ejercer el efecto que quiere durante el visionado de la serie, aunque no son temas sobresalientes ni de un carisma especialmente destacable.
Un par de ejemplos:
Este primero es, a mi gusto, el tema más bonito de la serie:
Y este uno de los pocos temas de acción, evidentemente a causa del terremoto:
Con todo esto, queda claro lo que pretende Tokyo Magnitude 8.0, y esa forma de apelar al corazón humano mediante una catástrofe de forma realista, casi fría, y de mostrarlo a través de unos personajes que se desarrollan muy bien, hacen de esta serie más que recomendable.
Eso sí, su ritmo lento, en el que varios capítulos podrían tacharse de prescindibles por ser simple camino hacia casa, y su alta carga dramática, la hacen una serie no recomendada para los públicos que no gusten mucho de los dramas.
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