No sé si he comentado alguna vez por aquí que tengo una lista enorme (actualmente de más de 220 juegos) con juegos de DS que en teoría no están mal, y que cuando no tengo unos deseos concretos de empezar alguno, echo a suerte cuál será el siguiente que jugaré.
En este caso, Soma Bringer puede considerarse extremadamente afortunado. Al azar entre los casi 200 que había por entonces me salió una vez, y lo probé, pero entre que la jugabilidad me pareció aburrida y la traducción española me pareció infumable, lo dejé de lado. Luego me salió al azar una segunda vez, pero esta vez sencillamente lo ignoré porque no me apetecía.
Por último me salió al azar una tercera vez, y esta vez ya no pude dejarlo más. El pobre tuvo tanta suerte saliendo tres veces que tenía que jugarlo, aunque esta vez lo haría en inglés, cuya traducción era aceptable.
Y sí, la traducción al inglés del juego está hecha por fans. A pesar de ser un juego de la archiconocida Monolith Soft, creadora de los grandes Xenoblade y Xenogears, Soma Bringer no salió de Japón. Sinceramente, creo que los propios japoneses sabían que no merecía lo suficiente la pena, pero en fin, ahondemos en ello.
Soma Bringer es exclusivo de Nintendo DS
Soma Bringer es un RPG de acción focalizado hacia la acción multijugador que salió en Japón exclusivamente para Nintendo DS de la mano de Monolith Soft, compañía famosa por juegos como Xenoblade o Xenogears.
Se trata de un juego muy sencillo de manejar pero muy difícil de manejar, basado en un mundo que utiliza el Soma, una energía combustible, pero que se ve amenazado por la presencia de los "Visitantes", unas peligrosas criaturas capaces de internarse en cuerpos ajenos para manejarlos a su antojo.
Con la intención de mantener a raya esta plaga, la organización Secundady manda a la séptima división, capitaneada por Einsatz, a eliminar a los Visitantes y asegurarse de que el uso del Soma sea sensato alrededor del mundo.
La trama comienza de una forma tópica y sencilla, y luego poco a poco se va alimentando a base de "sagas", es decir, historias independientes en cada mapa, pero con elementos de la trama principal que se va desarrollando hasta el final del juego.
Lo cierto es que la trama en sí no está mal del todo, aunque no llega a volverse lo suficientemente interesante como para justificar el juego. Si queremos dejar de jugar, querer saber cómo continúa la trama no servirá de aliciente, aunque mientras jugamos acompaña bien pese a tener bastante "relleno" por así decirlo. Eso sí, se ha llevado bien el arco de interés, de modo que la trama se va haciendo cada vez más interesante hasta llegar al culmen del punto final. Parece una tontería, pero hay juegos con tramas muy buenas que parecen peores de lo que son por no tener un arco de desarrollo bien marcado.
Los personajes son tópicos a más no poder. El protagonista, Welt, cumple el papel de chico bueno protagonista a rajatabla; Idea es la chica buena misteriosa; Millers la chica marimacho; Cadenza el chico listo y lógico...
Algunos no se desarrollan mal del todo, como puede ser el caso de Jadis, que en principio parece el típico tipo duro, o Forte, una chica genérica sin más, pero que lleva una extraña relación amistosa con Millers, marcada por discusiones estúpidas por doquier.
Luego tenemos a Granada, que por ser de personalidad callada hace que nos olvidemos de su presencia a los veinte minutos y no nos volvamos a acordar de ella nunca más, y Einsatz, mi personaje favorito del juego, aunque en el fondo es el típico líder justo y honrado, pero al que no le importa quebrantar la ley para hacer el bien.
El plantel de personajes posee algunos diseños curiosos, pero en cuanto a carisma, dejan mucho que desear.
Si hablamos de personajes secundarios el resultado acaba siendo prácticamente el mismo, pero sin ápices de desarrollo salvo quizá en Adonis. Basta decir que, habiéndomelo pasado hace nada, apenas recuerdo a los personajes importantes en la trama.
Pasando al apartado gráfico, tenemos unos diseños de personajes y enemigos en 3D sobre fondos prerrenderizados. El juego nos da la opción de elegir entre 5 acercamientos diferentes de la cámara, aunque cuando estamos luchando la cámara utilizará el mayor zoom (Aunque esta opción se puede desactivar en opciones).
Los modelados 3D no están mal, aunque sus movimientos sean algo mecánicos. Cada arma tiene un aspecto diferente que veremos cuando la usemos, aunque no será así con las armaduras, como de costumbre. El 3D en DS suele tener un aspecto similar al de este juego. De lejos los personajes se ven regular, y de cerca se ven simplones, aunque en general diría que el aspecto que lucen está bastante bien.
Con los enemigos pasa lo mismo, y en este punto además tenemos una buena cantidad de enemigos exclusivos por mapa, muchos de ellos de gran tamaño, jefes enormes y algunos enemigos secretos con aspectos únicos. Aunque algo poligonales, los enemigos grandes se ven la mar de bien, y los enemigos genéricos no tienen modelados más descuidados que los de los protagonistas, así que el juego cumple en este aspecto.
En cuanto a cómo encajan en un entorno prerrenderizado... digamos que el entorno tiene dos errores principales. El primero está ligado directamente a su uso técnico, y consiste en que dicho entorno se ve bastante bien desde lejos, pero no tan bien desde cerca. Si jugamos con el zoom alejado, el resultado es una visión hacia abajo que reduce las posibilidades y la belleza del mapa, pero que gráficamente luce bien. Cuando el zoom se acerque para combatir, no será el mapa en lo que nos fijemos, así que tampoco habrá problema. El caso es que al acercar el mapa lo veremos borroso, pero si no lo acercamos esto no nos afectará.
El otro problema es, a mi parecer, más importante, y está ligado al apartado artístico. Aunque no supongan una gran explosión de diseño, las ideas usadas para la mayoría de los mapas no pecan de ser tópicas en exceso, lo que acompañado a unos gráficos bonitos desde lejos dan apariencias agradables a los mapas. El fallo viene cuando llegamos a un mundo y vemos ese precioso mapa... continuamos y seguimos viéndolo... estamos a punto de acabar y seguimos viéndolo... La cámara apunta hacia abajo, lo que contribuye a formar una imagen muy repetitiva de los mapas. Cada mundo tiene, en general, dos diseños de escenarios, pero aunque algunas zonas sean diferentes, la sensación de repetición es importante.
Pero bueno, al margen de estos errores, el apartado gráfico cumple bien su cometido.
Pasamos ahora al apartado sonoro, caracterizado por estar formado por canciones compuestas por Yasunori Mitsuda, célebre compositor famoso por ser el creador de las bandas sonoras de juegos como Chrono Trigger, Xenogears, Xenoblade... entre muchos otros.
Con semejante compositor, hay un mínimo de calidad en el juego que podemos dar por sentado, y en Soma Bringer no tenemos una excepción: Los temas son buenos, suenan bien y hay variedad, en torno a unos 60 temas.
Ahora bien, debo admitir que para ser el compositor que es, la banda sonora se me quedó algo corta. Aunque suena bien, no llega a apasionar apenas en un par de ocasiones, y hay pocos temas de jefe, lo que se nota mucho en bastantes puntos del juego.
No quiero cometer el error de criticar más negativamente la banda sonora solo por el hecho de que el compositor sea mejor, es decir, que si la misma banda sonora hubiera sido compuesta por otro autor menos conocido la valorara mejor, pero es inevitable exigir lo mejor de los mejores, si bien aún no he podido experimentar los mejores trabajos de Mitsuda.
Para que os hagáis una idea aquí os pongo unos ejemplos:
Igual se puede esperar más de Mitsuda, pero es innegable que los temas suenan bien, bastante bien, y es agradable escucharlos a medida que avanza el juego. De hecho, diría que, dentro del juego, la música es su apartado más destacable.
Por último me queda hablar de la jugabilidad, y la he dejado para el final a propósito.
Al principio del juego podremos elegir entre 8 personajes y unas ocho clases, lo cual estaría bastante mejor de no ser porque no podremos cambiar de clase o personaje durante el resto de la partida. Cada clase puede luchar usando tres tipos de armas, en las que podrá conseguir diferentes habilidades que sí podremos alternar cuando queramos. A medida que subamos de nivel podremos asignar puntos a esas habilidades, y aumentar nuestros parámetros a nuestra libre elección. Ahí acaba la personalización.
El control del juego está pensado para ser simple de usar y más complejo de dominar, y combinar nuestras habilidades con las de nuestros compañeros. Aquí empieza el problema. Es importante mencionar que el juego se puede jugar multijugador en toda su totalidad con hasta... dos jugadores más, creo. Bien, pues vamos a ignorar esto un momento y voy a hacer como si el juego no tuviera modo multijugador, ¿qué nos queda?
El control es simple y lento. Nuestro personaje se mueve en el mapa y puede atacar usando las habilidades asignadas a los cuatro botones de la consola. Teniendo en cuenta que lo lógico es dejar uno de esos botones para el ataque normal que no consume PM, nos quedan tres botones para asignar a tres habilidades, dejando los objetos a parte, que se usan con sus propias cuatro ranuras. El combate es... aburrido, sencillamente. No hay opción de esquivar ni de movernos con rapidez. Nuestro personaje debe detenerse para atacar, y solo puede hacer tres habilidades más que el ataque normal, que además también nos inmovilizan mientras las usamos. Para hacer un combo con varias técnicas, necesitamos quedarnos quietos en el mismo sitio varios segundos.
Al margen de esto, entre lo poco que ofrece de más el sistema de combate está la capacidad de lanzar al enemigo por los aires tras recibir varios golpes. Estando en el aire, el enemigo recibe más daño y no puede hacer nada al respecto. El problema es que siendo un solo jugador apenas podemos sacar beneficio de esto, mientras que el hecho de que los enemigos nos lo hagan y solo podamos esperar varios segundos mientras recibimos golpes mortales es MUY irritante.
Además, los compañeros que controla el juego tienen una IA muy limitada, que apenas se puede personalizar y con la que no podemos contar en casi ningún momento de apuro. A esto hay que sumarle que a medida que el juego avanza no ofrece nada nuevo, las armas y equipos que nos encontramos son inútiles en su inmensa mayoría, nos vemos obligados a llevar decenas de objetos de curación y restauración de PM si queremos llegar lejos... y tenemos que hacer todo el juego con la misma clase y arma, pudiendo elegir solamente qué dos NPCs nos acompañan.
¿Qué puedo sacar de bueno de la jugabilidad de Soma Bringer? Pues... err... esto... Cuando mueres, vuelves a la base, y todo sigue exactamente igual. Los enemigos muertos siguen muertos, y si has quitado vida a un enemigo, este sigue con la misma. Eso hace que la dificultad sea nula, pues contra el más difícil de los jefes basta con tener paciencia de quitarlo vida poco a poco. Morir nos obligará a dar rodeos y más rodeos, pero no me engaño, si el sistema no fuera este, ni siquiera me habría pasado el juego.
Así que ese es el resumen, Soma Bringer es aburrido a más no poder.
Hale, así de claro lo digo.
Ahora bien, y esto es importante: El juego tiene varias posibilidades de más si juegas multijugador. La exploración es más divertida, los objetos que recoges puedes intercambiarlos para ver cuáles son más útiles, puedes combinar habilidades de distintas clases o hacer combos aéreos con tus compañeros.
Teniendo en cuenta que el juego no salió de Japón, es bastante difícil poder jugar con alguien, pero si se puede conseguir, en ese caso casi todo lo malo de Soma Bringer desaparece. La jugabilidad seguirá siendo lenta, pero con la oportunidad de profundizar en su aspecto técnico y encontrarle la diversión.
En fin, casi me da cosa decirlo, porque la música es buena, y los gráficos y la historia no están mal, pero... sinceramente, no recomiendo jugar Soma Bringer a menos que se juegue en multijugador, e incluso en ese caso recomendaría antes otros títulos, como por ejemplo Children of Mana (Que sigue sin ser una maravilla, pero es divertido).
Sabiendo el talento de Monolith Soft, Soma Bringer es la prueba viviente de que no le ponen el mismo empeño a todas sus obras.
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