11 de Octubre de 2017
No hablaba de un anime desde mayo. Si sigo así me voy a acabar olvidando de las series antes de hablar de ella.
La serie de hoy gustaba mucho en mi círculo más cercano de amistades, quizá por su forma de hablar del arte y del desarrollo personal... o por Naru.
Como sea esta entrada va a ser un poco más corta, pero como suelo decir, siempre que diga lo que quiero decir, la extensión no es importante.
Como sea esta entrada va a ser un poco más corta, pero como suelo decir, siempre que diga lo que quiero decir, la extensión no es importante.
Sin spoilers
Sei Handa es un joven genio de la caligrafía, muy orgulloso de su habilidad con el pincel. Un día, presenta uno de sus trabajos en una exposición, cuando un crítico tacha su obra de poco original y le culpa de no tratar de superar la mediocridad, Handa se enfada y golpea al anciano.
A raíz de ese suceso, su padre le envía a vivir un tiempo a las islas Goto, donde su vida artística y personal dará un giro de 180 grados.
Barakamon es una historia basada en el manga original de Satsuki Yoshino, adaptado al anime en 2004. Es un Slice of Life (no me acaba de gustar esos términos en inglés, pero qué le voy a hacer) sobre la vida de Sei Handa en las islas Goto. Con muchos toques de comedia, va detallando el desarrollo personal y artístico de Handa, así como su relación con los aldeanos.
Tanto el desarrollo personal como el artístico tienen la misma importancia, así que es una historia para artistas, pero ya mencionaré más de eso un poco más adelante.
Primero vamos con los personajes. En las historias de este tipo, en las que se detalla el día a día de varios personajes, es importante quiénes son y qué papel tienen. Sí, este aspecto siempre es más importante, pero en los Slice of Life suele ser prácticamente decisivo. Un anime de este tipo puede incluso sustentarse solo con sus personajes.
Es cierto que Barakamon tiene un inicio, un desarrollo y una conclusión, no es solo ese día a día, pero su estructura intermedia sigue ese ritmo.
Al caso, como protagonista tenemos a Sei Handa, al que los aldeanos llaman cariñosamente Maestro. Con apenas 23 años, es ya un experto en caligrafía japonesa, ganador de numerosos concursos. Sin embargo, tiende a un estilo que busca la precisión y la perfección, lo que provoca que un crítico veterano diga que su trabajo es mediocre, lo que le enfada hasta el punto de llegar a golpearle.
Como pasó su infancia centrado en sus estudios y en su arte, es bastante asocial, frío y perfeccionista, pero en el fondo (muy en el fondo), es una persona amable, y su estancia en las islas Goto le obligará a socializar con los aldeanos, lo que cambiará bastante su actitud.
En lo que respecta a su arte, hablaré de eso más adelante.
La coprotagonista, por así llamarla, es Naru. Naru es una jovencita de tan solo seis años llena de vitalidad y humor. Desde que conoce a Handa, empieza a frecuentar su casa para jugar con él y con sus amigas, ignorando las negativas de Handa. Los personajes adorables son muy comunes, pero Naru es muy carismática y protagoniza las escenas más divertidas de la serie. Prácticamente consigue que lo peor de acabar la serie sea no verla más. Es un personaje entrañable, muy divertido e igualmente importante en el desarrollo de Handa como persona.
Luego tenemos algunos personajes más. Hina, la mejor amiga de Naru, extremadamente tímida y llorona, que provocará más de un quebradero de cabeza a Handa.
Hiroshi es el único personaje secundario masculino. Sus padres le instan a ayudar a Handa llevándole comida, aunque él piense que un adulto no debería necesitar ese trato. Poco a poco verá el esfuerzo de Handa por mejorar como artista, y eso repercutirá en su propia actitud.
Estos son los personajes que convivirán con Handa los días que pase en las islas Goto. Puede ser algo tópicos (la chica tímida, la energética... ), pero funcionan eficazmente. Y, por supuesto, todo es mejor con Naru.
El caso es que estos personajes acompañarán a Handa en su desarrollo personal. La esencia de la serie se basa en cómo el protagonista interactúa con todos estos personajes y aprende de ellos, al mismo tiempo que ellos aprenden de él.
Con esto ya tenemos todo aquello que gira en torno al desarrollo personal: ser más sociable, vivir con más tranquilidad...
Por otro lado, otro aspecto muy importante de la serie es el otro desarrollo del protagonista: el desarrollo artístico. Handa valora la perfección por encima de todo. Es un genio de la caligrafía que la domina con precisión, con una visión técnica del arte. Por esa razón se enfada cuando el crítico menosprecia su trabajo carente de errores.
En las islas Goto también aprenderá que el arte es más que eso. Ese mensaje está bien reflejado, y por eso Barakamon es una serie muy recomendada para gente que se quiera dedicar o a quien le guste el arte.
Pero pasemos por un momento a los apartados técnicos de la serie. La animación es a lo que ya estamos acostumbrados en la industria: una animación convencional que funciona pero no destaca. Una buena animación, sin más.
Lo mismo podríamos aplicarle a la banda sonora, que es bastante olvidable. No es que los temas sean malos, aquí un ejemplo:
Los temas acompañan a las escenas, que a menudo son buenas, pero no brillan con ellas. El conjunto llama la atención, pero no gracias a la música.
Aunque técnicamente no destaque, cumple sobradamente.
Así, Barakamon es una serie bonita y recomendable, sobre todo para aquellos interesados en el arte.
Es entrañable, divertida y desarrolla bien los temas que trata, así que para aquellos a los que el tema les atraiga o que gusten de este tipo de animes, es muy recomendable.
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