30 de Octubre de 2018
Los RPGs basados en personalizar equipos siempre me han gustado bastante. Personalizar a tus personajes o elegir quiénes van a formar tu equipo es algo que me entusiasma, sobre todo si los integrantes del mismo se eligen de un repertorio de criaturas con diseños originales.
Es por ello que disfruto tanto con este tipo de juegos, razón por la que me gusta bastante Pokémon y me gustaría tener más juegos como él, pero es difícil encontrar algunos con el mismo nivel.
Algún juego de Digimon no ha estado mal, Jade Cocoon es interesante pero no se centra tanto en los diseños de los monstruos (de este hablaré dentro de un tiempo)...
En la época de DS, nació Spectrobes precisamente para competir contra Pokémon, pero la batalla fue un fracaso total. No obstante, el juego que quedó en su lugar era de mi interés, y hoy voy a hablar de él.
La entrada va a ser corta porque tengo claro qué quiero decir y no voy a meterme en desarrollar irrelevancias.
La entrada va a ser corta porque tengo claro qué quiero decir y no voy a meterme en desarrollar irrelevancias.
Sin spoilers, como siempre
Spectrobes es un RPG de acción y cría de monstruos que nació en el año 2007 en exclusiva para Nintendo DS. Fue una apuesta de Disney, desarrollada por la compañía Jupiter, quizá para crear una saga que compitiera a largo plazo contra Pokémon.
La saga no llegó tan lejos, y solo recibió una secuela también para DS y una última entrega para Wii.
Las ideas de las que parte el juego son de lo más originales. Los Spectrobes los conseguimos desenterrando fósiles con la pantalla táctil para luego usarlos de dos en dos en batallas de acción en las que el protagonista, Rallen, también está presente.
El sistema se sustenta en una idea excelente, pero su ejecución no es tan buena. Desenterrar Spectrobes y sus alimentos pronto se vuelve una actividad repetitiva y aburrida, y el sistema de combate demuestra tener demasiadas irregularidades, por lo que aunque en un principio todo parece funcionar bien, no tarda en volverse monótono. No ayuda una exploración de entornos casi nula, en lo que poca cosa hay que buscar más que cosas enterradas en el suelo usando el lápiz táctil.
La cría de los Spectrobes en sus instalaciones tampoco funciona del todo bien, con lo que conseguir que evolucionen y crezcan acaba siendo de todo menos divertido.
Es una pena, una auténtica pena, porque las ideas de Spectrobes son excelentes, pero su ejecución es mediocre. Al avanzar el juego uno no tarda en darse cuenta de que este no funciona tan bien como debería.
Son elementos con mucho potencial que espero que la secuela consiga mejorar.
Eso no le quita el mérito de sustentarse sobre ideas originales. Gracias a ello, Spectrobes no guarda similitud con ningún juego que yo conozca, y ni siquiera ha querido sacar ningún elemento que lo relacionara con la archiconocida saga Pokémon.
Pero por desgracia, no es un juego que enganche, y fácilmente resulta repetitivo y pesado.
Los gráficos tampoco ayudan demasiado a mejorar la experiencia. Se ha utilizado el 3D de bajo nivel que tan acostumbrados estamos a ver en Nintendo DS, un sistema ineficaz que no permite mucho juego, sobre todo si la cámara apunta al suelo.
Los mapas no tienen nada de especial, y aunque la acción transcurra en distintos planetas los diseños de los mismos son bastante sosos.
El punto positivo, muy positivo, son los Spectrobes. Todo lo que gira en torno al diseño de los Spectrobes es un acierto. Usando diseños más serios que los de Pokémon, el repertorio de Spectrobes es muy interesante. Los diseños son buenos y forman cadenas evolutivas bastante interesantes. Son diseños más complejos y con muchos elementos mitológicos en medio.
Además, tienen mucho carisma propio y se nota que los han diseñado para eso: Los Spectrobes no parecen Pokémon ni Digimon, parecen Spectrobes. Tienen un diseño muy propio y eficaz, y ver sus diseños a medida que los conseguimos y evolucionamos es sin duda lo mejor del juego.
Además, cada Spectrobe tiene 3 paletas de colores diferentes, que a diferencia de las populares formas variocolor de los Pokémon, están muy bien elegidas y lucen igual de bien que el aspecto predeterminado de la criatura.
Os pongo un ejemplo de una cadena evolutiva: Spiko - Spikan - Spikanor.
No cabe duda, pues, de que los diseños de los Spectrobes son lo mejor del juego.
Pero con eso terminamos de aclamar los aciertos y comenzamos con un repertorio de más cosas genéricas.
Otra de ellas es la banda sonora, meramente ambiental. Los temas suenan y ya está. Realmente no hay ningún tema que destaque ni llame la atención, y tampoco su composición suena especialmente bien, así que esta vez me voy a abstener de poner ningún ejemplo.
De la historia podemos decir lo mismo. El protagonista, Rallen, es el tipo más típico de protagonista que se pueda poner a la cabeza del plantel. El resto de personaje, meros secundarios, tampoco tienen carisma alguno.
La trama en sí tampoco ofrece nada que se separe del "Estos son los malos, tenemos que vencerles".
Por todo ello, Spectrobes es un juego tristemente fallido.
Es, por decirlo de forma resumida, un cúmulo de excelentes ideas mal ejecutadas. Es un juego con un sistema que aunque pueda ser entretenido acaba resultando aparatoso e incluso frustrante.
En fin, nos quedamos con lo bueno que son esos Spectrobes y el planteamiento jugable que, aunque no haya funcionado, tiene muchísimo potencial.
Te deseo suerte, Spectrobes, no desperdicies esas ideas y mejóralas. Nos vemos en la secuela.
0 comentarios:
Publicar un comentario