Jormungand: Perfect Order

miércoles, 26 de diciembre de 2018
26 de Diciembre de 2018

A principios de este año, en marzo, hablé de la serie Jormungand en esta entrada. Era la primera temporada del anime, aunque la segunda recibió un subtítulo, por lo que podía parecer una secuela.
No lo es, Jormungand: Perfect Order, el anime del que voy a hablar hoy, no es más que la segunda temporada de Jormungand.

De por sí eso significa que muchas cosas no van a necesitar ser contadas, pero siempre hay algo destacable. En este caso, concluí en la entrada anterior que Jormungand era una serie muy interesante y bien realizada, aunque no sabía hacia dónde se dirigía. Perfect Order, esta segunda temporada, también concluye la historia, de modo que ya sé hacia dónde se dirigía, lo que le da un significado completo y un interés especial a hacer una entrada de lo que a priori sería simplemente otra temporada más.

Esta vez voy a hablar solo de la trama. Hablar sobre la música y la animación no es relevante porque ya lo hice en la entrada de la primera temporada y el nivel se ha mantenido, para bien. Como resultado, esta va a ser probablemente la entrada más corta que he escrito, pero mejor eso que rellenar con paja repetida.

No hay spoilers de esta ni de la primera temporada


Jormungand: Perfect Order es la segunda y última temporada del anime Jormungand. Comenzó su emisión apenas un par de meses después de que acabara la primera temporada, y esta continuó hasta el final de la serie, doce capítulos después.




Como es natural, la historia se retoma desde donde se quedó en la temporada anterior, manteniendo su formato de minihistorias.
De nuevo, estas minihistorias se centran cada una en un personaje concreto al que desarrolla de forma más marcada que al resto, dándole más carisma a algunos miembros del equipo que hasta entonces habían pasado más desapercibidos.
Este formato de minihistorias funciona bastante bien gracias a que son historias buenas, interesantes y divertidas. Están bien desarrolladas, son carismáticas y utilizan el característico estilo Jormungand, que mezcla la crueldad y la violencia de la guerra con la despreocupación de los protagonistas y un marcado humor negro. En esta ocasión, especialmente en una minihistoria concreta, también hay lugar para la emotividad.


La trama principal que comenzó en la primera temporada conduce hacia un final y plantea un dilema moral. Ya comenté en la entrada anterior que el problema de la serie era que no sabía hacia dónde se dirigía. Pues bien, ahora sí lo sé, pero me temo que el resultado no es el esperado.
Aunque los últimos capítulos son buenos, en mi opinión el final es un poco pobre. Los datos de la trama la hacían compleja y complicada de seguir, y al final ese camino hacia el que conducían ha resultado ser, al menos para mí, por satisfactorio.
Las minihistorias son buenas, pero el problema es que diría que son mejores que la trama principal.

No cabe duda de que el camino que sigue una serie es importante, y es fácilmente debatible una importancia aún mayor que la del final en sí. La serie empezó y continuó siendo carismática e interesante, así que sigo recomendando verla. Sigue teniendo esa ambientación, temática y personalidad propias que la convierten en una serie diferente en un contexto de animes un poco repetitivos entre sí.
Aunque la trama principal no haya cumplido mis expectativas, sigo pensando que es una serie que merece la pena ver.


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