8 de Noviembre de 2016
Ya hablé de El Ciclo de la Luna Roja hace algún tiempo, pero en una de esas entradas antiguas que tienen muy poco contenido y que escribí antes de la creación de este blog.
Fue un libro que me gustó mucho y me incitó a buscar otras obras del autor, lo que me llevó a leer el libro del que voy a hablar hoy: El Fin de los Sueños.
No hablo de libros tan a menudo, así que la entrada probablemente será más corta, pero espero decir lo que sea necesario.
Sin spoilers
Dormir es cosa del pasado en Ciudad Resurrección. Gracias a un sofisticado sistema creado durante la guerra, ya nadie necesita malgastar ocho horas diarias para dormir. Sin embargo, la mente sigue necesitando soñar, de modo que los artesanos de sueños crean paisajes idílicos para que las personas puedan suplir su necesidad de soñar.
Sin embargo, el mundo onírico corre el peligro de convertirse en una pesadilla.
Acostumbrado a las buenas dosis de fantasía, José Antonio Cotrina trae, junto a Gabriella Campbell, está novela de fantasía llena de oscuridad, imaginación y sueños.
El Fin de los Sueños es un oscuro relato de fantasía centrado en Ciudad Resurrección, en un futuro en el que, tras una temible guerra, la tecnología avanzó en sentidos difícilmente imaginables.
La historia gira en torno al resultado de la llamada Revolución Onírica, un suceso que cambió la humanidad, permitiéndoles evitar las molestas ocho horas de sueño diarias sin consecuencias. Sin embargo, para que esto fuera posible, las personas necesitaban soñar alguna vez. Los científicos desarrollaron un método para crear los sueños de la gente, asegurando que tendrían un rápido y agradable descanso.
Sin embargo, años atrás un temible ataque al sistema provocó la muerte de cientos de miles de personas conectadas a dichos sistemas, a causa de un virus. Ahora, varios años después, algo vuelve a moverse en la red.
Anna, una chica privilegiada de los barrios ricos, e Ismael, hijo y aprendiz de un artesano creador de sueños, reciben en sueños la llamada de socorro de una joven, de la que ambos quedan enamorados. Junto a otros chicos que también soñaron con ella, intentarán demostrar si la chica es algo más que un sueño, mientras algo más oscuro comienza a despertar.
La historia se narra principalmente desde los puntos de vista de Anna e Ismael, con la excepción de los interludios (bastante frecuentes), que se centran en los demás personajes secundarios de la trama. Los dos protagonistas se rodean de otros tres personajes adolescentes, empujando la historia por ese lado. Los sucesos administrativos relacionados con el sistema de sueños se desarrollan principalmente en los interludios bajo los ojos de personajes secundarios neutros (que no se sabrían considerarse protagonistas ni antagonistas) como la madre de Anna.
Estos personajes tienen su personalidad y su papel en la historia, sin reducirse ninguno a un florero para propiciar un romance o un payaso para proporcionar risas. Prácticamente no sobra ningún personaje, y están bien diferenciados entre sí. Si es cierto que, personalmente, cuando acabó el libro no había conectado con ninguno. Ahora hablaré más de ello.
Suelo decir que lo más importante es siempre el desarrollo. Una trama bien desarrollada con unos personajes bien desarrollados puede ser muy interesante de leer pese a usar una historia y personajes tópicos y simples. En este caso la trama dista mucho de esa recurrencia: La trama de El Fin de los Sueños es muy original. Pero, por otro lado, tiene un desarrollo muy irregular. El comienzo está bien presentado y el mundo no se presenta de golpe sino que se va desglosando poco a poco, lo que le da más personalidad al contexto en el que se desarrolla la historia. Sin embargo, el desarrollo posterior es más irregular. De una forma algo precipitada pero suficientemente contundente comienza la aventura del grupo de adolescentes que protagoniza el libro (aventura que comienza casi a la mitad del libro), pero la conclusión de la historia llega antes de que nos demos cuenta. Antes de que nos demos cuenta, el libro se habrá encaminado a su conclusión.
En mi opinión ese paso es la peor parte del libro. El comienzo y su desarrollo son bueno. La conclusión y su desarrollo son buenos. Pero el paso del comienzo a la conclusión es más precipitado. No porque ocurra de una forma forzada. En absoluto, dentro de la trama la transición funciona, pero parece ocurrir muy pronto. Quizá la solución era que el libro fuera más largo. Quizá.
Esa transición también complica que empaticemos con los personajes. No eran malos personajes, pero al ser el paso tan apresurado, no llegué a conectar con ninguno. De hecho, uno de los mejores personajes, probablemente el más interesante, aparece cerca del final de la historia.
Pero al margen de ese paso apresurado del desarrollo a la conclusión, hay que aceptarles muchos aciertos a estas partes. El mejor punto del inicio es el acierto a la hora de presentar la artesanía de sueños y el mundo resultante de una guerra y la posterior Revolución Onírica. Es fácil imaginarse ese mundo, y además resulta bastante interesante.
Y, una vez dicho esto, voy a ir al punto clave del libro: Los sueños. El punto fuerte del libro, para bien o para mal, es su inmersión en el mundo de los sueños, y la forma de describirnos los sueños. Y un punto interesante es que esto incluye también las pesadillas.
No he leído nada comparable a la explosión de imaginación que surgió de la definición de esos sueños. Explosiones coloridas, bonitas y llenas de magia en los sueños... y explosiones oscuras y sangrientas, llenas de horror de las pesadillas.
El Fin de los Sueños, pese a lo que uno imagina inicialmente al ver que el grupo está formado por cuatro adolescentes enamorados, es una historia mágica a la par que oscura. Tiene mucho potencial, pero personalmente, pienso que falla al desarrollar todo eso, y se queda a medio camino.
Por eso, a pesar de la interesante propuesta y su apuesta por internarse en un mundo de los sueños muy difícil de manejar, El Fin de los Sueños se queda a medio camino, dejándonos una historia original, mágica y oscura, con mucho potencial, pero que a la hora de la verdad, no lo aprovecha del todo. Ojo, lo hace bien, aunque se marcó un terreno en el que podría haber llegado aún más lejos.
¿Mi recomendación? Si esa idea de un mundo postapocalíptico y la inmersión en sueños y pesadillas te resulta interesante, el libro cumplirá su función. No es fácil encontrar esa magia oscura en otros libros, y eso hay que reconocérselo.
Si esa idea no te interesa especialmente, el libro puede estar bien pero no dejará una huella en tu memoria.
Estos personajes tienen su personalidad y su papel en la historia, sin reducirse ninguno a un florero para propiciar un romance o un payaso para proporcionar risas. Prácticamente no sobra ningún personaje, y están bien diferenciados entre sí. Si es cierto que, personalmente, cuando acabó el libro no había conectado con ninguno. Ahora hablaré más de ello.
Suelo decir que lo más importante es siempre el desarrollo. Una trama bien desarrollada con unos personajes bien desarrollados puede ser muy interesante de leer pese a usar una historia y personajes tópicos y simples. En este caso la trama dista mucho de esa recurrencia: La trama de El Fin de los Sueños es muy original. Pero, por otro lado, tiene un desarrollo muy irregular. El comienzo está bien presentado y el mundo no se presenta de golpe sino que se va desglosando poco a poco, lo que le da más personalidad al contexto en el que se desarrolla la historia. Sin embargo, el desarrollo posterior es más irregular. De una forma algo precipitada pero suficientemente contundente comienza la aventura del grupo de adolescentes que protagoniza el libro (aventura que comienza casi a la mitad del libro), pero la conclusión de la historia llega antes de que nos demos cuenta. Antes de que nos demos cuenta, el libro se habrá encaminado a su conclusión.
En mi opinión ese paso es la peor parte del libro. El comienzo y su desarrollo son bueno. La conclusión y su desarrollo son buenos. Pero el paso del comienzo a la conclusión es más precipitado. No porque ocurra de una forma forzada. En absoluto, dentro de la trama la transición funciona, pero parece ocurrir muy pronto. Quizá la solución era que el libro fuera más largo. Quizá.
Esa transición también complica que empaticemos con los personajes. No eran malos personajes, pero al ser el paso tan apresurado, no llegué a conectar con ninguno. De hecho, uno de los mejores personajes, probablemente el más interesante, aparece cerca del final de la historia.
Pero al margen de ese paso apresurado del desarrollo a la conclusión, hay que aceptarles muchos aciertos a estas partes. El mejor punto del inicio es el acierto a la hora de presentar la artesanía de sueños y el mundo resultante de una guerra y la posterior Revolución Onírica. Es fácil imaginarse ese mundo, y además resulta bastante interesante.
Y, una vez dicho esto, voy a ir al punto clave del libro: Los sueños. El punto fuerte del libro, para bien o para mal, es su inmersión en el mundo de los sueños, y la forma de describirnos los sueños. Y un punto interesante es que esto incluye también las pesadillas.
No he leído nada comparable a la explosión de imaginación que surgió de la definición de esos sueños. Explosiones coloridas, bonitas y llenas de magia en los sueños... y explosiones oscuras y sangrientas, llenas de horror de las pesadillas.
El Fin de los Sueños, pese a lo que uno imagina inicialmente al ver que el grupo está formado por cuatro adolescentes enamorados, es una historia mágica a la par que oscura. Tiene mucho potencial, pero personalmente, pienso que falla al desarrollar todo eso, y se queda a medio camino.
Por eso, a pesar de la interesante propuesta y su apuesta por internarse en un mundo de los sueños muy difícil de manejar, El Fin de los Sueños se queda a medio camino, dejándonos una historia original, mágica y oscura, con mucho potencial, pero que a la hora de la verdad, no lo aprovecha del todo. Ojo, lo hace bien, aunque se marcó un terreno en el que podría haber llegado aún más lejos.
¿Mi recomendación? Si esa idea de un mundo postapocalíptico y la inmersión en sueños y pesadillas te resulta interesante, el libro cumplirá su función. No es fácil encontrar esa magia oscura en otros libros, y eso hay que reconocérselo.
Si esa idea no te interesa especialmente, el libro puede estar bien pero no dejará una huella en tu memoria.
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