Tokio Blues, de Haruki Murakami

viernes, 22 de abril de 2016
Tokio Blues, conocido como Norwegian Wood en inglés, es el primer texto vuelto popular del escritor japonés Haruki Murakami. Esta novela lo convertió en un éxito completo entre la juventud de su país. Publicada en 1987, la aclamación de esta historia de amor, sexualidad y adolescencia asustó tanto al señor Murakami que llegó a retrasar su localización al resto del mundo y se fue de vacaciones durante un período más bien largo. En esta entrada, echaremos un vistazo a sus doscientas noventa y seis páginas desde la experta y romántica traducción al español de Lourdes Porta.





La obra de Murakami narra una historia nostálgica extraída de las memorias más profundas de Toru Watanabe, su protagonista, al por mera casualidad encontrarse con la melodía "Norwegian Wood" viajando en avión. Sus evocativas palabras pintan los aspectos maravillosos y difíciles de sus entrañables relaciones con dos compañeras de clase, y varios amigos y amigas.

La muerte del mejor amigo de ambos protagonistas rompió un perfecto balance triangular, emparejándolos dentro de una eterna adolescencia. Tokio Blues es, en parte, la historia de nuestros dos protagonistas intentando escapar de dicho sinfín, intentando huir de las suaves garras de su desvanecido amigo, intentando encontrar su nicho dentro de una degenerada sociedad.

Tokio Blues explora extensivamente el valor de las relaciones humanas. Analiza nuestra necesidad de juntarnos a otras personas, y las virtudes y los defectos que conllevan estos enlaces. Los personajes se ven destruidos por su requisito de permanecer al lado de otro, y la narrativa los muestra uno por uno llevando a cabo su batalla personal.

Watanabe se junta con Nasagawa en búsquedas interminables de placeres corporales. Naoko encuentra en Reiko una amiga imprescindible. Personajes que en un principio nos resultan insignificantes persisten en recovecos remotos de nuestra memoria por sus peculiaridades a la hora de afrontar la soledad del mundo.

No es casualidad ni mucho menos mero intento de gratificación el que Murakami haga uso incesante del sexo como símbolo de esta necesidad humana. Sus descripciones eróticas nos permiten un mayor grado de inmersión en el texto y simpatía por los sentimientos de Watanabe y otorgan una característica altamente peculiar a la novela.

Y con herramientas de este estilo, Murakami consigue crear un mundo de personajes anclados en el tiempo, robustos como el cristal más débil e impotentes como un ojo omnisciente visualizando la infinidad del firmamento diurno o nocturno... 

Es una lectura surrealista; o mágica para ser preciso. Esta magia de las palabras de Murakami es algo que sentí por primera vez en esta obra, y mi deseo por más de ella crece exponencialmente día a día. Tokio Blues entonó en unísono con mis consideraciones sobre la sociedad, el crecimiento personal, y las relaciones humanas. Una lectura recomendada hacia aquel individuo incómodo con su compañía, o tal vez demasiado cómodo con ella; una lectura recomendada hacia el amante del romance mezclado con analíticas de la condición humana.

0 comentarios:

Publicar un comentario